El proyecto de la pizzería-restaurante destaca por su enfoque conceptualmente abstracto, huyendo de las formalidades convencionales de los restaurantes.
Una de las singularidades del diseño son las barras, que se han concebido como volúmenes escultóricos con formas orgánicas que evocan fragmentos de un casco de barco, lo que agrega un elemento visual distintivo al espacio.
La iluminación y la acústica se han considerado desde el principio como elementos clave para proporcionar un confort especial en la estancia, y contribuir así a la experiencia del cliente.
El restaurante cuenta con dos servicios de cocina abierta, claramente diferenciados: en el centro de la sala se encuentra un horno de leña para la elaboración de pizzas, mientras que, en otra área visible desde el ala, hay otra cocina equipada con un horno de carbón natural Josper visible para el público, que puede ver la elaboración de los platos.
La disposición del espacio fomenta la interacción natural entre los clientes y el personal, lo que crea una atmósfera cálida y amigable que invita a una experiencia gastronómica compartida y memorable.
