Reforma integral de una masía del siglo xvii en el sur de la provincia de Lérida. Uno de los inconvenientes más habituales en este tipo de restauraciones, teniendo en cuenta el cambio de uso y distribución de todos los espacios, son las instalaciones.
Superada esta fase proyectual, todo es más sencillo y comprensible a ojos de los clientes. La selección de los materiales siempre será acorde con la arquitectura original y el contexto, buscando el equilibrio de una transformación espacial que nos permita cruzar estilos y confort.
El jardín se adecua a base de jardineras, echas de plancha de calderería corten, vestidas con vegetación autóctona, lo que ofrece al entorno una transformación constante a medida que pasan las estaciones.
Los cierres acristalados, fabricados con acero, permiten unos espesores mínimos con la intención de crear la máxima transparencia y conexión, de modo que no hay límite entre interior y exterior.
De la antigua masía, aparte de cumplir con las nuevas necesidades del proyecto, la intención es recuperar y sanear los elementos originales que quedan y extraer aquellos otros que están fuera de contexto; se pretende dar protagonismo a todos aquellos elementos originales que habían quedado relegados a segundo plano.
La cocina da directamente al jardín; da paso al porche, con un gran comedor de verano. En la cocina, se crea una gran mesa obrador de gestos orgánicos, que se adapta al espacio y convive con el histórico continente de arcos y pasos de piedra.
Los materiales son naturales, tradicionales, pero siguen siendo actuales, y aportan su esencia sencilla, elegante y confortable: piedra, acabados a la cal, lino, madera de roble y fibras naturales.
No hay un buen proyecto si no hay un buen cliente que entienda, acompañe y acabe la obra.
